Parece que no pasa el tiempo, pero ya hace 60 años desde que se presentó en sociedad el Citroën DS en el salón del automóvil de París de 1955. El nombre DS (deése, leído en francés, significa diosa; en este lenguaje el coche es femenino). Sin duda, se trata de uno de los diseños más bellos de todos los tiempos.
Del diseño se encargó Flaminio Bertoni, escultor italiano vinculado al Futurismo. Abajo, en una fotografía, aparece junto con el boceto que realizó entre 1938 y 1939. El coche se pensaba producir a partir de 1940 pero el devenir de la II Guerra Mundial cambió el curso de los acontecimientos.
Cuando se presentó en 1955, las líneas maestras del diseño de Bertoni permanecieron en el modelo de producción pero se introdujeron numerosas novedades de tipo técnico que hicieron de este automóvil uno de los más avanzados de su época (freno por botón, sistema hidráulico en suspensión o en frenos, techo semitransparente, carrocería ligera, enorme superficie acristalada...). En definitiva, toda una revolución en el mundo del automóvil que acercaba el lujo y la comodidad a las clases medias. Simbolizaba el resurgir de Francia tras la terrible tragedia que supuso la guerra.
Debajo, reproduzco unas palabras (extraídas de CAR, la gran publicación referente al mundo del automóvil) del gran pensador francés Roland Barthes, entusiasmado con este DS que se produjo hasta el año 1975. Y es que, hubo una época en que los automóviles fueron más que meros coches.